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Foto del escritorAntonio Ocaranza Fernández

Trump como oportunidad diplomática para México

Publicado en Expansión el 11 de diciembre de 2024.


Para el gobierno de Claudia Sheinbaum, la relación con Donald Trump representa un reto delicado, no solo por el estilo bravucón e impredecible del presidente electo sino, principalmente, por el descuido de la relación con Estados Unidos por parte de los gobiernos mexicanos recientes. Por muchos años, México parece haber asumido que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y su sucesor, el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), eran suficiente para consolidar la relación con Estados Unidos. En consecuencia, dejó de cortejar y fortalecer vínculos con sectores estadounidenses clave que tradicionalmente han sido aliados estratégicos. Si en la actualidad la relación con Estados Unidos no es más positiva, es producto de la negligencia mexicana.


Ante la amenaza de que Donald Trump imponga de manera unilateral aranceles a productos mexicanos o cierre la frontera para presionar a México a que contenga el flujo de migrantes o de fentanilo, hoy el gobierno mexicano busca activar en Estados Unidos a aliados que ha ignorado: congresistas, gobernadores, cámaras de comercio y de la industria, agricultores y ganaderos, líderes hispanos, académicos, artistas, columnistas, periodistas y líderes de opinión y agrupaciones de migrantes. Durante la negociación del TLCAN, a inicios de los años noventa, la relación con todos estos grupos fue cultivada para apoyar la aprobación del tratado a través de una estrategia de diplomacia pública que nunca antes se había ejecutado, y que no se ha vuelto a emprender.


La amenaza de la presidencia de Trump y la revisión del T-MEC ofrecen a México la oportunidad de recuperar el tiempo perdido y desarrollar una campaña de diplomacia pública que permita restaurar relaciones con estos grupos para que incidan en las políticas y decisiones del nuevo gobierno estadounidense. Para ello, el gobierno de Claudia Sheinbaum debe superar cinco desafíos en México:


  • Restaurar confianza con empresarios mexicanos. La presidenta Sheinbaum ha llamado a la unidad de los mexicanos y ha convocado a la iniciativa privada a sumar esfuerzos para que activen a sus contrapartes de Estados Unidos en favor de la relación bilateral. Sin duda, a los empresarios mexicanos les interesa tener una vínculo estable y constructivo con Estados Unidos pero, paradójicamente, la presidenta apela a empresarios que han despreciados, ignorados y, en muchas ocasiones, satanizados por los gobiernos de Morena. Antes de fijar objetivos en Estados Unidos, el gobierno deberá construir relaciones de confianza con muchos empresarios mexicanos que se siente alienados.


  • La limitación del dinero y talento. Para influir en quienes toman decisiones en Estados Unidos, el gobierno de Claudia Sheinbaum necesitará contratar a abogados y cabilderos e invertir en eventos, giras y tiempo. Lamentablemente, la austeridad republicana y la mentalidad provincial de muchos cuadros del gobierno morenista les impide entender cómo emprender la campaña de persuasión que demanda este momento. Sin estos recursos, el gobierno mexicano tampoco tiene posibilidades de aprovechar la coyuntura para mejorar la imagen de México en Estados Unidos.


  • La presidenta no tiene sustitutos. Persuadir a audiencias clave en Estados Unidos es un trabajo presidencial que tienen que hacerse directamente en ese país. De poco servirán declaraciones mañaneras desde Palacio Nacional. Se necesita que la presidenta viaje a ciudades estadounidenses clave para reunirse con aliados que quieren escuchar de ella directamente los beneficios de la relación bilateral y las razones por las que deberían presionar a Trump a tomar decisiones que la protejan.


  • Respaldar a la frágil y denostada red consular.  Los red de cincuenta consulados en Estados Unidos es uno de los más valiosos activos de México. A través de ellos se pueden identificar y activar aliados y establecer vínculos con grupos que apoyen las causas mexicanas. Desafortunadamente, el servicio diplomático mexicano ha sido objeto de reducciones presupuestales, a la vez que se le han cargado más obligaciones sin que haya recibido un aumento salarial en décadas. Eso si, todas las semanas el trabajo de los consulados es criticado y vilipendiado en las conferencias mañaneras por reporteros que dicen representar las inquietudes de los migrantes mexicanos sin que la Secretaría de Relaciones Exteriores defienda el trabajo consular ni mejore sus condiciones.


  • Poner la casa en orden. El gobierno de Trump someterá a México al escrutinio público en todo tipo de temas para mejor su situación negociadora: la reforma judicial, el equilibrio de poderes, la relación con China, Cuba y Venezuela, la migración, el narcotráfico, la independencia de los antiguos órganos autónomos, etcétera. Todos los pecados mexicanos serán oportunidad para que Trump ponga a México a la defensiva. La mejor defensa ante Trump es tener un gobierno eficaz, democrático, que cuente con un amplio respaldo popular y que evite cometer errores que ofrezca argumentos al adversario.


México no tiene que descubrir el hilo negro para enfrentar a Donald Trump. En el pasado, ya ha desarrollado estrategias efectivas para identificar sus intereses con los de grupos estadounidenses influyentes. El gobierno de Claudia Sheinbaum necesita visión, astucia, recursos financieros y talento para emprender una intensa campaña de persuasión en Estados Unidos que presente a México como un claro aliado y elimine la impresión de que, por el contrario, en la fuente de sus problemas. Si el gobierno mexicano es capaz de superar los cinco desafíos internos, quizá el reto que hoy Trump le plantea sea una bendición disfrazada porque sus beneficios tendrán un impacto positivo en Estados Unidos y en México.




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Trump as a Diplomatic Opportunity for Mexico



Article published in Expansión, December 11, 2024.


The relationship with Donald Trump presents a delicate challenge for President Claudia Sheinbaum’s administration—not only because of the president-elect's brash and unpredictable style but, more critically, due to years of neglect by recent Mexicangovernments in nurturing ties with the United States. For decades, Mexico seemed toassume that the North American Free Trade Agreement (NAFTA), and later the UnitedStates-Mexico-Canada Agreement (USMCA), were sufficient to anchor bilateral relations. In doing so, it overlooked the importance of cultivating strategic alliances with key sectorsof American society. If today's relationship with the United States is strained, it is, in part, the result of Mexican negligence.


Now, faced with the threat of unilateral tariffs on Mexican goods or border closures topressure Mexico to curb migration and fentanyl trafficking, the Mexican government isscrambling to reconnect with allies it once ignored. These include U.S. congressmembers, governors, business chambers, farmers, ranchers, Hispanic leaders, academics, artists, journalists, and migrant advocacy groups. In the early 1990s, during NAFTA negotiations, Mexico effectively leveraged public diplomacy to build support for the agreement. It was a historic effort that has not been replicated since.


Trump's return to the political spotlight and the potential renegotiation of the USMCA offerMexico an opportunity to recover lost ground. A targeted public diplomacy campaign couldrebuild trust with influential U.S. groups, positioning them to advocate for policies thatbenefit both nations. However, for Sheinbaum’s government to succeed, it must firstovercome five pressing challenges at home.


1. Restoring Trust with Mexican Businesses

President Sheinbaum has called for national unity and urged Mexican business leaders tomobilize their American counterparts in favor of the bilateral relationship. While Mexicanbusinesses undoubtedly want a stable and constructive partnership with the U.S., the appeal is paradoxical. Morena-led governments have often ignored, marginalized and demonizedmany of these very business leaders. Before pursuing goals in the U.S., the Sheinbaum administration must repair its strained relationships with domestic business elites who feelalienated.


2. Addressing Limited Resources

Influencing decision-makers in the U.S. will require hiring lobbyists, organizing events, and dedicating time and money. Unfortunately, Morena’s fiscal austerity and an insular mindset among some officials hinder the understanding of how to execute the kind of high-level persuasion campaign this moment demands. Without sufficient financial and human resources, Mexico risks squandering a crucial opportunity to enhance its image and influence in the U.S.


3. The President’s Direct Involvement

To face Trump, public diplomacy has to be assumed as a presidential task. Key audiencesin the U.S. need to hear directly from President Sheinbaum about the mutual benefits of a strong bilateral relationship that she wants to protyect. Morning press conferences in Mexico City will not suffice. The president must visit major U.S. cities, meeting withstakeholders who expect to engage with her personally.


4. Strengthening the Consular Network

Mexico’s network of 50 consulates in the United States is a vital diplomatic asset. Theseoffices play a crucial role in identifying allies and building coalitions to support Mexicancauses. However, years of budget cuts and mounting responsibilities have left the consular system overstretched. Meanwhile, consular staff are frequently criticized in the presidentialdaily press conferences by reporters who claim to represent the interests of Mexican. Migrants. Such attacks go without an adequate reply and correction from the Foreign Secretariat. To succeed, Sheinbaum must prioritize bolstering the consular network and defending its consular personnel and their contributions.


5. Putting Mexico’s House in Order

Trump’s administration will likely scrutinize Mexico on issues ranging from judicial reform, migration, drug traffickinf and democratic governance to its relations with China, Cuba, and Venezuela. Every perceived weakness will be leveraged to strengthen the U.S. negotiating position. The best defense against such tactics is a government that is effective, democratic, and widely supported at home. Avoiding unnecessary missteps will depriveadversaries of ammunition and strengthen Mexico’s standing.


A Path Forward

Mexico has successfully navigated similar challenges in the US in the past. During NAFTA negotiations, it aligned its interests with influential U.S. groups to secure critical support. Today, Claudia Sheinbaum’s government must display similar vision and resolve. Bydeploying a well-funded and strategic campaign, it can present Mexico as an indispensable ally rather than a scapegoat for U.S. challenges.


If the administration can overcome these internal hurdles, Trump’s return may prove to be a  blessing in disguise, offering a chance to reimagine and strengthen the U.S.-Mexicorelationship. The benefits of such efforts would resonate on both sides of the border, fostering greater stability and collaboration.






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